El volcán Parinacota es probablemente una de las montañas favoritas de los turistas en el norte de Chile. No sólo es su altitud lo que la hace interesante, sino también su belleza austera, que lo deja a uno sin aliento.
Al contrario de los polvorientos caminos de ascenso de la mayoría de los volcanes en el norte de Chile, el Parinacota ofrece una cima cubierta con glaciares y por lo tanto una ascensión con crampones y piolets. A pesar de sus laderas inclinadas hasta 40 grados, bajo condiciones climáticas normales no se requiere equipamiento especializado, como tornillos para el hielo u otros implementos.
El cráter mide alrededor de 700 metros de diámetro y tiene una profundidad de 240 metros. Las fumarolas que de ahí surgen nos recuerdan que el volcán aun está activo; sin embargo la última erupción ocurrió hace 500 o 600 años. La subida es recompensada con una vista fantástica del Altiplano hasta más allá de la Cordillera Real, en Bolivia.